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lunes, 14 de septiembre de 2015

Las cantigas de amigo de Martín Códax (s.XIII) interpretadas por Cálamus

No olvido la primera publicación de Cálamus, grupo de 'música antigua' integrado por Eduardo Paniagua, Rosa Olavide, Luis Delgado, Carlos Paniagua y Begoña Olavide. Un elenco de músicos que, como solistas o con distintas formaciones, continuan realizando trabajos muy diversos e interesantes.


Este disco, grabado en el Monasterio de la Sta Espina de Valladolid en el verano de 1991, recopila obras de dos bellos repertorios: "Música Arábigo-Andaluza" de los siglos XIII-XIV y las "Cantigas de Martín Códax" que hoy os invito a escuchar.



Rosa Olavide, en el libreto interior del disco, 
nos habla así de estas cantigas de amigo:

A finales del siglo XV, o a principios del XVI, un inteligente humanista italiano, Angelo Colocci, dispuso en Roma la copia de varios poemas que desde la Baja Edad Media y por caminos que no nos es dado conocer, llegaron a sus manos. Estas compilaciones, denominadas Cancionero de la Vaticana y Cancionero de la Biblioteca Nacional de Lisboa (antes de Colocci Brancuti), se editaron respectivamente en 1875 y 1880.



En aquellos cancioneros, además de cantigas de amor y cantigas de escarnio, aparecen magníficos cultivadores de las cantigas de amigo. Entre estos poetas, Martín Códax, presente en ambos cancioneros, es autor de un precioso poemario compuesto por siete mágicas canciones amorosas.
A través de estos cancioneros, se pudo conocer los textos de estas siete cantigas de amigo.



Pero un día, en 1917, cayó en manos del librero madrileño Pedro Vindel, un códice del "De Officiis" de Cicerón que estaba encuadernado con un pergamino que contenía las siete cantigas de amigo del trovador Martín Códax, y además, seis de ellas tenían notación musical.
Hasta el día de hoy, este pergamino es el único testimonio directo conocido de la música de las cantigas galaico-portuguesas. Actualmente se conserva en la Biblioteca Morgan de Nueva York.

Cantigas de Martín Códax
(Manuscrito de Vindel) 

Nada sabemos de la vida del trovador Martin Códax. Parece que escribió estos poemas en el siglo XIII, y a falta de otros datos, podría sugerirse Vigo como patria del autor, puesto que esta ciudad (y únicamente ésta), en aquel tiempo una aldea marinera, es mencionada una veintena de veces en este poemario.



Sólo nos ha quedado de Martin Códax estas siete cantigas, escritas dentro de las coordenadas del código del paralelismo y del leixaprén. No sabemos si se adentró en otros géneros ni si escribió otras cantigas de amigo, pero lo cierto es que en las tres fuentes de que disponemos sólo aparecen las siete cantigas, y aparecen en el mismo orden.
¿Cabría considerar estos siete poemas como un corpus cerrado?. Si así fuera, tendríamos que acercarnos a las cantigas de Martín Códax como a una pequeña historia de amor, contada por una muchacha enamorada, que nos va sugiriendo en cada capítulo su dolor por la ausencia del hombre amado, su alegría por un próximo encuentro, su necesidad de confidencias a su madre y amigas, o el desasosiego por la tardanza de su amor.

Luis Delgado, Eduardo Paniagua, Rosa Olavide,
Begoña Olavide y Carlos Paniagua en 1991.

La enamorada comienza y cierra este pequeño relato interrogando a las olas del mar, y esta inquietante presencia del agua, fundamental en cuatro de las siete cantigas, parece estar cargada de una simbología amorosa a la que incluso hoy, después de tantos siglos, no podemos sustraernos.



En cuanto a las melodías, aparte de su condición importantísima de únicas supervivientes entre las cantigas profanas galaico-portuguesas de la Edad Media, hay que destacar su carácter marcadamente tradicional. Martin Códax fue un compositor culto, y sus canciones son de género culto, pero sin duda participaba del alma de su pueblo, y halló una fuente viva de inspiración en el sentir de las gentes de su tierra. Ese lirismo, ese sentimiento apretado y esa melancolía que impregna los cantos que nos legó, podemos encontrarlo todavía hoy en algunas melodías tradicionales gallegas.



Las cantigas de Martín Códax han encendido una luz en ese desconocido mundo de la música hispánica profana de la Edad Media, y cabe aventurarse a establecer a través de ellas una conexión entre las canciones de los trovadores y las que en España cantaban árabes y judíos.



Las seis cantigas con notación tienen una melodía muy sencilla, con un esquema muy simple; el primer verso inicia el tema melódico; se repite el tema con alguna variante dejando la cadencia en suspenso, y se pasa al estribillo que contiene fragmentos del primer verso, de modo que se crea una especie de concatenación de pequeños motivos, que pasan de un verso a otro de la estrofa, de la estrofa al estribillo, y vuelven al comienzo.

Cantigas de Martín Codáx
(Manuscrito de Vindel)

Las cantigas de Martín Códax están escritas en notación cuadrada, con ligaduras parecidas a las de las Cantigas de Santa María de los códices de El Escorial. Hemos respetado en la interpretación el orden de los textos que aparece en las tres fuentes. En la cantiga número seis, la única sin notación, hemos hecho una "contrafacta" con la música de la cantiga 330 de Alfonso X "El Sabio".

(Rosa Olavide, 1991)
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Eduardo Paniagua (facebook)
Luis Delgado (facebook)
Begoña Olavide (facebook)
Carlos Paniagua (facebook)

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3 comentarios:

  1. ¡Muy preciosa entrada! Gracias querido amigo: Ha sido una delicia escuchar estas cantigas en el silencio de la noche. La mayoría de las veces en la sencillez está la maravilla. Un abrazo fuerte.

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    1. Cuanto me alegro Matilde.
      Son una maravilla, la verdad, y siguen conmoviéndonos
      después de tantos siglos de ser compuestas...

      Un gran abrazo amiga!!
      .

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